Hay veces que la cabeza busca decorar historias. Hay otras que la historia sola, sin cáscara, ya tiene el suficiente peso como para conquistar este espacio...
Sucedió en un capítulo de The Big Bang Theory. Penny, la hermosa rubia, tiene una relación de idas y vueltas con Leonard, el vecino científico que vive enfrente. Son agua y aceite. Han sobrevivido a algún romance efímero y no han sobrevivido al deseo constante.
Una noche, Leonard y sus tres amigos científicos realizan un experimento en la terraza. Invitan a Penny, que justo se encuentra acompañada de un pretendiente. En la interacción, pasa lo obvio: el pretendiente queda mal parado en el mundo de los científicos. Penny, inevitablemente, se sonroja y avergüenza. De inmediato le dice, no, le ordena a su pretendiente: "Vámos a una fiesta".
Algunas horas después, Penny golpea la puerta del departamento de Leonard. Es madrugada. Leonard se acerca en pijama a abrir la puerta. Ella, borracha, le dice: "Te odio. Has matado mi tolerancia a los idiotas".
A veces no hace falta agregar más nada cuando las cosas se dicen de manera tan perfecta.
miércoles, 22 de agosto de 2012
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Siempre un placer pasear por este luga!
ResponderEliminarSaludos azules desde mis olas que lo esperan...
Muy bueno.
ResponderEliminarMe ha pasado. Te matan la única vía de placebo que quedaba.
me encantó.
ResponderEliminarGenial, le sacas lo filosofico a la serie
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