lunes, 28 de septiembre de 2009

Hinchas

De ninguna manera. Negativo. Nunca sucederá. Este no es un blog de fútbol. Así que no se comentará sobre vicisitudes del mundo de la pelota. Por más que el corazón lo pida a gritos. Por más que la sangre recorra las venas con su rojo furioso para alimentar el ciclo de la vida.
Pero, en este juego de reflexiones del mundo diario, en este juego de pensar siempre más y más, hay algo que siempre llamó la atención. Y, se relaciona, con el lugar que ocupan las cosas. El lugar que debe ocupar cada cosa.
Una hinchada de fútbol tiene como misión que alentar a su equipo. Después de cumplir su misión, desde ese lugar, sentir orgullo por sus logros y por su club. Tras eso, recién ahí aparecerá la simpatía por el grupo de gente que canta y canta. Que goza y goza. Que sufre y sufre.
Será, tal vez, un buen ejemplo para entender que en la vida, como dice la canción, cada cosa va en su lugar. Nadie hace goles desde la tribuna. Ningún pescado vuela si el destino no le puso alas...

viernes, 25 de septiembre de 2009

RG 10: Paola

-En ese momento recordé toda mi vida. Fue el segundo más largo de la historia. Los segundos no duran siempre lo mismo. Los minutos tampoco. Fue como una película. Sí, como una peli. Nunca pensé que eso fuera así. Pero es cierto, es así. Ahí me di cuenta de que es así.... Mi infancia. Mi primer guardapolvo blanco. Mi primera menstruación. Que día ese... Tanta felicidad y tanto dolor juntos. ¿Habrá otra cosa en la vida que junte esas sensaciones en simultáneo con tanta precisión y exactitud? No lo creo. Y seguí. Avancé en el tiempo. Mi primer beso. Solo para saber de que se trataba. Insípido. Muy insípido. Y mi primer hombre. Más insípido que el beso. Me acordé de Iván Noble que canta que no hay besos campeones en el primer round. Me gusta Iván Noble, pero a veces me empalaga. Y me gusta como escribe Pity, el de Las Pastillas del Abuelo... Pero me fui de tema, ¿no? Después vino la etapa del primer novio. Duró menos de lo que esperaba y más de lo que imaginaba. Después llegó el tiempo del libertinaje, que caminó de la mano con el despertar sexual. Con una cara bonita y una miradita sutil todo se puede. Lo aprendí de mi mejor amiga. ¡Guachita! Ella sí que es rápida. Una vez tuvo una historia muy salvaje que no me pude sacar de la cabeza. Nunca pude. ¿Habrá sido verdad o la muy guachita me mintió? Siempre fue medio fabuladora... Pero estábamos hablando de mí, lo sé. Bueno, después vino mi trabajo. Lindo, aunque no me llena. Ser oficinista no puede ser el sueño de nadie. ¿Qué hacen los otros oficinistas de sus vidas? Para mí algunos son asesinos seriales encubiertos. O sino llegan a sus casas y lloran. O son hinchas de Racing que sólamente viven para sufrir. Son insípidos, también... Sigo. Conocí a Jorge, el hombre de mi vida. Me casé. Y después me separé de Jorge, el hombre de mi vida. En el medio, mi hijo. El parto... El parto... Que loco: tanta felicidad y tanto dolor juntos. De nuevo. Como dije antes, ¿no? Y al mes del nacimiento de Tomy, mueren mamá y papá en ese accidente. Yo le dije al viejo: ¿revisaste las gomas? Era muy porfiado el hijo de puta. E hiriente. Me dijo: Vos sos administrativa, el que sabe de estas cosas soy yo. En la morgue casi vomito. Estaban desfigurados. Lloré por mamá. A papá lo puteé. "No sabes nada y nunca supiste nada, pelotudo" le dije en silencio. Ni me miró el cagón, tenía los ojos cerrados. Mamá no, los tenía abiertos. Ella siempre miraba todo... Hoy se cumplen cinco años. Y en el cementerio, cuando les ponía flores, repasé en un segundo toda mi vida. Como un flash. Qué loco, ¿no?
-Bueno Paola, se acabó el tiempo. Seguimos en la próxima sesión, ¿sí?

jueves, 24 de septiembre de 2009

Julie&Julia

Riñón golpeó la puerta de la pieza de Páncreas. Nadie contestó. Si la curiosidad mató al gato, también al Riñón. Abrió la puerta y vio el desorden más desordenado que jamás vio en una habitación.
El placard estaba vacío. Desnudo. El piso no era de alfombra, ni de madera, ni de cerámica: era de ropa. Una remera, otra, dos pulóveres, un buzo colgando del ventilador. En la mesita de luz, papeles de golosinas, botellas de gaseosa a medio tomar y tres energizantes vacíos. Y una caja de pizza con carozos de aceitunas y varios bordes de la maza a desprolijamente mordidos.
Sobre la cama hay un libro de autoayuda. Se titula: "Cómo ganarse el corazón de una mujer en diez rápidas lecciones". Sobre la cama, también, hay un diario abierto en la sección espectáculos. Y con marcador rojo se resalta una publicidad de una película: Julie&Julia.
Cuando Riñón giró para irse de ese cuarto caótico, encontró un cartel en la puerta. "Sabía que vendrías, trasplantable. La invité al cine. Dijo sí. Deseame suerte".

lunes, 21 de septiembre de 2009

Inauguración

Esa esquina oscura hoy está demasiado iluminada. "Gran inauguración", dicen unos carteles rojos con dibujos como si fueran moños.
Aquella pinturería sin clientes mutó por un Farmacity multicolor. De remedios a chocolates, en la boutique del modernismo.
Mientras, media cuadra para un lado, y media cuadra para el otro, esas familiares farmacias de barrio ya vende mucho menos shampoos que antes. La vida avanza. Sin importar cómo...

jueves, 17 de septiembre de 2009

RG 9: Otras

"El tiempo vuela", pensó. De escritos viejos rescató uno narrado desde el alma, en otoños que no paraban de llover. Decía:

"Ese soy yo. Y esa es la luz del tren. Y este es el puente. Mejor dicho, el barandal del puente donde estoy sentado, con gran parte de mi cuerpo bamboleando en el vacío.
Las piernas van y vienen. Como siempre, los cordones de la zapatilla izquierda están desatados. Nunca quedan firmes. No se porque. Son rebeldes. Los miro, sueltos, y río. E, inmediatamente, la siguiente lágrima rueda por la mejilla. Después cae, desciende rumbo a la nada. Pierdo su rastro. Es que allá abajo todo se pierde. Todo.
La luz se acerca. Potente. Implacable. El sí y el no se pelean dentro mío. Gane quien gane no habrá vencedores. Nunca los hay cuando se llega a los barandales.
Los recuerdos bombardean. Los buenos. Los malos. Más los malos. Por eso estoy acá sentado, mirando la nada. No, perdón, mirando la luz. Esa luz que ahora está un poquito más cerca. Serán 30 metros hasta allá. Si, unos 35 como mucho. Y para abajo, otro tanto. O tal vez unos 25. Será un segundo hasta que llegue acá. O uno hasta rebotar contra el piso. El mismo tiempo.
¿Cuántas cosas pueden pasar por una cabeza en una milésima de tiempo? Muchas. Demasiadas...
La luz pasa por debajo del puente. Esta vez se fue. Habrá otra. Otras. Ese es el problema. Siempre hay otras".

Lo releyó una vez más. "El tiempo vuela", resopló. Hoy hay luces... Otras luces. Y hay trenes... Otros trenes. Y vida... Otras vidas. "Siempre hay otras... Esperanzas", agregó. Rió. Y se fue a dormir.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Rodilla

Nunca antes Páncreas, el malvado más tierno en la historia de los villanos del mundo, había estado así.
-Vení trasplantable. Vení que te cuento...
-No tengo ganas de escucharte, le contestó el riñón.
-Dale, vení. Estoy extraño. Mañana es día de paparruchada y es la primera vez que no me interesa en absoluto lo que vendrá. El de arriba que haga lo que quiera. Igual, sabemos que es ingobernable. Y estoy algo raro por otra cosa...
-No me interesa escucharte.
-Si decís que no, es un sí.
-No es no.
-Ok, no insistas. Te cuento...
-No quiero. Además, seguro te asustó el Estómago.
-Nooooo... ¿Ves que sos un bobo? A ese Estómago y sus matones de los intestinos los peleó yo solito. El problema es otro... Ella...
-Ah, cierto que estabas enamorado de alguien que ni sabe que existís. ¿Qué pasa con ella?
-Está sufriendo. Y si ella sufre, yo sufro.
-Uy, ¡qué poético! ¿Sos la reencarnación de Neruda o de Borges?
-De Al Capone, paparrucho.
-¿Y qué le pasa a tu amor imposible?
-Esguince...
-¿¿Queeeeeeeeeee??
-La Rodilla. Ella es ella. Y si ella sufre, yo sufro.
-¿Y qué vas a hacer?
-Quiero estar igual que ella. Quiero tener un esguince de Páncreas. ¿Vos sabés como se hace uno de esos?
Riñón se río, y se fue caminando por la sombra, silbando bajito. Páncreas puso Wikipedia y leyó: "Un esguince es la rasgadura, distensión o estiramiento excesivo de algún ligamento..."

lunes, 14 de septiembre de 2009

Zorro

Todos tenemos dilemas que resolver. El Zorro también. El destino lo puso en una encrucijada en ese capítulo que el televisor reproducía un frío mediodía de septiembre.
Las vueltas de la vida lo obligan a decidir entre dos opciones. Ambas válidas. Ambas humanas. Ambas entendibles y comprensibles.
Por un lado, una amnistía de los cargos que se lo acusa si revela su identidad, con el plus de que eso le posibilitaría sumar varios puntos ante una dama que le interesa. Mucho.
Por otro, seguir siendo El Zorro, no sacarse el antifaz, y mantener la confianza que tanta gente tiene en él.
Todos somos Zorros y Zorras en esta vida. A veces disfrazados, otras no. Con espadas imaginarias para revolear por el aire cual quijotes contra molinos. Y eligiendo. Siempre eligiendo. Con la dignidad en una mano y, en la otra, el orgullo de la calma cuando llega la hora de apoyar la cabeza en la almohada.

jueves, 10 de septiembre de 2009

RG 8: El secreto de sus ojos... (los de ella)

-Silencio en la sala. El acusado que se ponga de pie. Es usted señalado como autor de los siguientes delitos: incendiar tres fabricas de anteojos, romper 10 vidrieras de ópticas y robar toda la mercadería, y arrojar una bomba de gas lacrimógeno en una discoteca. ¿Cómo se declara?
-Inocente, su señoría. Todo lo que hice fue en defensa propia.
-¿En defensa propia?
-Sí, su señoría. En defensa de la lógica más pura de todas las lógicas.
-Explíquese.
-Ella... Le explico: ella es ella. Tiene virtudes y defectos, como usted y como yo. Tiene algunos atributos físicos que la destacan, y otros que no. Tiene mañanas de sol y tardes de lluvia. Y tiene noches lindas, y noches feas. Tiene y no tiene...
-No entiendo...
-¡No interrumpa!
-Le recuerdo que se encuentra en un ámbito judicial, así que tenga cuidado con sus exclamaciones.
-Perdón, su señoría.
-Continúe.
-Le decía, sobre las cosas que tiene, y las que no tiene. Pero entre las que tiene, está su mirada.
-Sus ojos.
-No, dije su mirada. ¿No escucha bien?
-Una insolencia más y le corresponderán 10 días de calabozo más allá del fallo que luego dictamine este tribunal.
-No volverá a suceder, su señoría.
-Es su última oportunidad. Prosiga...
-Ella tiene dos ojos, como usted y como yo. Los colores de los ojos se repiten: azules, celestes, marrones, negros, verdes... No hay secretos allí. Las miradas no. Son únicas. Son como un documento de identidad de las personas.
-Interesante, aunque aún no comprendo que tiene que ver con esta causa judicial.
-Ella tenía, perdón, ella tiene la mirada más cautivante de todas las miradas que conocí. Impacta. Pero no a todos. A mí. No es sencillo de explicar. Pero bueno, tema es que ella sólamente utiliza un diseño de anteojos exclusivos difíciles de conseguir.
-Sigo sin entender.
-Todo los cargos que me imputan fueron en defensa propia: para que no exista más en en el mercado ese modelo de anteojos.
-Eso explicaría los incendios y la destrucción de las ópticas. ¿Pero y lo de la discoteca?
-Ella había perdido sus anteojos. Bueno, confieso: se los robé. Y una amiga tenía el mismo modelo, el último que quedaba en circulación. Los encontraron en ese negocio de Belgrano la misma tarde de primavera. Ella quería comprárselos a su amiga, y eso arruinaría mi plan maestro. Esa noche, en esa discoteca, estaba su amiga con esos anteojos, el último modelo. La única forma lograr mi objetivo era ese: el gas lacrimógeno. Cuando todos corrieron a la puerta, tropecé con la amiga y le quité los anteojos...
-¡Pero hubo varios heridos!
-No era mi intención, su señoría. Lo lamento y pido disculpas. Yo sólo quería que ella no se ponga más anteojos. Y que su mirada nunca se tape...
El jurado se tomó dos horas para analizar el caso. Hubo un largo debate en la sala. El caso, incluso, dividió a la sociedad: enterneció a ciertos sectores y sacó la parte más autoritaria de otros.
-El acusado, de pie por favor. Esta Corte lo encuentra culpable de varios delitos predeterminados con anterioridad en este caso. Pero teniendo en cuenta su especial relato, se ha decidido conmutarle la pena de cinco años por una tarea más útil para la sociedad. Deberá recibirse de óptico, y así entender que las miradas son eso, miradas.

-Gracias su señoría, prefiero la cárcel.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Estómago

Sentado nuevamente en la mesa más gastada en el rincón más oscuro del bar de las entrañas, el malvado páncreas intenta convencer a su menor enemigo, riñón, de que lo ayude en alguno de sus planes bondadosamente macabros. "No funciona, pank. Tu discurso maléfico no asusta a nadie. Es más, cada vez que decís la palabra paparruchada, esto es un estallido de risa general. Te falta...". Páncreas no quiso escuchar nada más e interrumpió: "¿Qué vas a decir, trasplantable? Tengo una idea fantástica: escuchá..."
Antes de lanzar us idea, páncreas quedó mudo. Riñón le espetó: "Ey, ¿qué te pasa? Estás blanco como si hubieras visto un fantas...". "¿Un fantasma? No, no soy eso. Señores, vamos a compartir la velada con ustedes". Estómago tomó una silla y se sentó en el medio de los dos. Sus matones, los dos intestinos, se quedaron parados completando la escena.
"Yo te voy a explicar, páncreas. Van a cambiar algunas cosas. Sos demasiado bueno para ser malo, y bastante malo para ser bueno. No te alcanza. Así no va. Desde ahora, el poder lo tengo yo. ¿Está claro?".
Más que pensar en el desafío, en el posible lugar perdido y en las paparruchadas de ocasión, a páncreas otra cosa lo preocupó. ¿Quién es bueno en este lugar? ¿Quién es malo? ¿Cómo se miden la maldad y la bondad? ¿Alguien es bueno eternamente? ¿Alguien puede tener el disfraz de cordero bueno y en realidad ser un zorro malo? ¿Dónde se compra la balanza con los platillos de la equidad? ¿Alguien la vende?
Pidió un kilo de helado de dulce de leche y frutilla. Sus gustos preferidos. Y, de paso, a ver si el estómago se empachaba y bajaba sus humitos de matón...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Hansel y Gretel

Hay algunas veces en la vida, muy escasas veces, en donde A es igual a B. No, así no. Se debería borrar este comienzo nefasto. A nunca es igual a B. Pero sí sucede que A es lógico, razonable, entendible. Y B, como opuesto, también.
Mucha letra y poca idea. Situación: fin de agosto, en el fútbol de los sábados, con el grupo de amigos de siempre que llevan en su mayoría vidas linealmente previsibles. El que pelea el primer lugar en esta tabla, arrancó la charla previa de resumen semanal con esta frase: "Vengo de reservar para las vacaciones de verano". "Te felicito. ¿Dónde vas?", preguntó el interlocutor de turno esperando, ante tamaña antelación de calendario, una respuesta de un viaje especial. "Unas casitas muy lindas en Valeria del Mar".
Inmediatamente, A y B empezaron a jugar el partido, no el de la pelota, sino el de la filosofía, las ideas, los caminos, los estilos. Comenzó A con el primer brote sanguíneo: "¿Cómo puede una persona planear unas vacaciones tradicionales con tanta anticipación?". Respondió B, más sereno, más analítico: "¿Qué tiene de malo hacer eso". Le toca a A: "La vida no es seguir el mismo camino de migas hasta intentar llegar a destino. Se pierde sorpresa. Magia. No somos Hansel ni Gretel". B al ataque: "Siguiendo un camino es más fácil llegar a destino".
A tiene razón. B también.

viernes, 4 de septiembre de 2009

RG 7: Mami

-¡Qué linda pintura, hija! ¿Qué es?
-Un espíritu, mami. Atrapé un espíritu de la casa. Es una viejita. ¿No la ves?
La tela mostraba una intensidad de colores llamativa. Desde que se mudaron al nuevo departamento, era el primer cuadro que pintaba la pequeña artista de 13 años. Y esos colores nacidos de su pincel explotaban en la tela como nunca antes lo había con otra creación. Había intensidad. Y misterio...
Mami siempre creyó en espíritus. Papi no. Mami decía que sentía muertos andar por la nueva casa. Papi no. Mami sufría por eso. Papi no. Mami ya había perdido su pasaje hacia el cielo. Papi no. Mami no podía mirarse al espejo por la culpa. Papi sí.
Mami y papi estaban, desde hace varios años, en un matrimonio que funcionaba en piloto automático. Menos que eso: ni siquiera quedaba la mínima llama del incendio de amor que alguna vez tuvieron. Y habían entrado en un juego peligroso de odios y disputas.
"Cerrá la puerta del armario, por favor". "¿Qué? ¿Por qué? No, nena, a mí me gusta tenerla abierta". "Te pido por favor, de ahí salen muertos", rogó ella, temerosa, con los ojos vidriosos. Los vecinos del edificio escucharon la risotada de papi. "¡Entonces la abro más!", dijo manteniendo la risa, mientras ella tomaba su almohada y corría rumbo al sofá cama del comedor.
Lo que siguió fue un plan ajedrecísticamente maquiavélico. Un sistema de poleas e hilos casi imperceptibles hacía que los armarios se abriesen ante un ruido fuerte. Como, por ejemplo, el de la puerta de entrada cerrándose. Entonces, cuando alguien entraba, el departamento era una sucesión de roperos que abrían sus fauces para el nuevo invitado.
La primera vez que Mami lo vio, se desmayó. La segunda, también. No dijo una palabra. Recién en la tercera logró quedar en pie, y preguntó: "¿Qué mierda pasa acá?". "Serán los espíritus, como la viejita que atrapé, mami". "Nos mudamos ya". "Ni loco".
Una semana, dos semanas, tres semanas aguantó Mami. Ya no eran sólo puertas. Del piso de arriba, en alquiler, se escuchaban ruidos extraños por la noche. "Escuchas eso, boludo?". "Sí, mejor, me siento acompañado cuando duermo. Los espíritus me cuidan".
Cuando Mami abrió una canilla y vio un líquido rojo, no aguantó más. Destrozó la casa a martillazos, con especial furia hacia el cuadro del espíritu. Golpeó paredes y vidrios. Sangró. Y, en estado de shock, salió corriendo a la calle y cruzó la Avenida sin mirar...
El portero cobró varios pesos por los ruidos en el piso de arriba. El plomero por la adulteración de la canilla con tempera. La hija sigue pintando. Pero ahora embellece sus telas con unos paisajes robados de algún cuento de hadas...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Taquicardia

-¿Otra vez vos, pibe? Estás viniendo muy seguido, advirtió el médico de guardia.
-Y... sí.
-¿De nuevo los mareos?
-Ehhh, nop.
-¿Entonces?
-El corazón. Se escucha un bum-bum-bum-bum a toda velocidad. Y ruidoso.
-Taquicardia, pibe... Vamos a ver que te anda pasando.
Por dentro, otra vez, domina el caos. "Muchachos, ya tenemos el piquete en la aorta, hasta no conseguir nuestra objetivo no paramos", arenga el malvado páncreas. Lo escuchan algunos matones contratados para esta misión: el bíceps, el tríceps y el cuadriceps. Y su menor enemigo, el riñón.
-No, no, no. No va a funcionar, cancherea el riñón, con tono de sabelotodo.
-¿Qué decís vos, trasplantable?
-No va a funcionar, bobo. Tu plan de tomar el corazón para conseguir lo que querés, no va a funcionar.
-Escuchame vos, achura. ¿Leíste el último garabato? Parecía una novela de las tres de la tarde. Sólo faltaban Andrea del Boca y Silvestre. Vergonzoso. No es la costumbre de la casa. Acá hace falta sangre y, si es necesario, haré que sangre el corazón.
-No, no, no. Estás equivocado. Acá no manda el corazón. Acá domina la mente.
-Uy, estás más tarado que de costumbre. ¿Vas a filosofar sobre el corazón y la mente, quien manda más, y toda esa paparruchada? ¿Alguien tiene la verdad absoluta sobre eso? ¿Desde cuándo el corazón piensa y la mente siente? ¿Son dos? ¿Es uno que se disfraza del otro...?
Páncreas se dio medio vuelta y siguió hablando con su grupo comando. "Si mañana no hay sangre, hacemos un piquete en la vena cava y se pudre todo".