viernes, 12 de octubre de 2012

Payaso Bomboncito 2: El paragüazo

La vida frustra los mejores planes. Y hasta con aires maquiavélicos, la muy guacha parece sonreír cuando logra su cometido. Maldita... Siempre gana. No sirve elaborar con precisión ajedrecística un día si después todo se destartala como un castillo de naipes ante un mínimo soplido.
Por eso lados de filosofía barata andaba la cabeza de Bomboncito cuando en el pasillo, casi entrando a su departamento, escuchó la voz que ese día, justo ese día, no quería escuchar. "Ey, Bombi, ¿qué te pasó en la cabeza que tenés esa venda?".
Bomboncito rebobinó. A la mañana quiso salir a comerse el mundo creyéndose lobo, cuando en realidad era el cordero más tierno para ser devorado por esta trama maliciosamente guionada. Con un entusiasmo que no tenía desde hacía mucho, exacatamente desde que aquella noche se deglutió a su gran amor, decidió por fin darle vida al Payaso Bomboncito. Venció miedos, corajeó temores y enterró pudores. Se pintarreajó de blanco la cara, los cachetes rojos, la nariz redondita del mismo tono, un sombrero gracioso y ropa bien colorida. Zapatos de gigante para su corazón pequeñito. Y a conquistar la ciudad.
Iba feliz regalándole caramelos a los chico. Contando chistes cortos y tontos, pero efectivos. "Mamá, me mordió una serpiente... ¿Cobra? No, gratis...Cha chaaannn". Y regalaba un caramelo. "¿Uno verde rápido? Una lechuga en moto... Cha chaannn".
Había recolectado cinco sonrisas de grandes, tres de chicos y hasta el facebook de una rubia bonita que quien sabe porque se enterneció al verlo. "Mujeres, quien las entiende. Voy a tener que sacar un facebook del Payaso Bomboncito", pensó. Era el mejor día de su vida, hasta que decidió probar suerte en un colectivo...
Improvisó su acting. "Soy el Payaso Bomboncito, el que te saca una sonrisa de a poquito... Sí, el que te la saca de a poquito. Uy, sonó feo eso, ¿no?". A la vieja del primer asiento no le causó gracia. Nada de nada. Al grito de "guarango", le encajó tres paraguazos en la cabeza. Bomboncito, sangrando, le dijo: "Señora, hay un sol hermoso, ¿qué hace con paraguas". La respuesta fueron tres golpes más. Bomboncito se bajó del colectivo. Estab por llorar de impotencia, hasta que vio que dentro del colectivo muchos se reían. Así que desde abajo los miró y se despidió: "Cha chaaan". Hay veces que la vida regala victorias inesperadas en batallas que se perdieron.
-Ey, Bombi, ¿me decís que te pasó?
-Sí, Curda, me lastimé jugando al fútbol...
-Que pelotudo. ¿Y qué hacés así vestido de Payaso?
-Vivo la vida, Curda. Vivo la vida...

2 comentarios:

  1. Sus relatos siempre me sorprenden! Gracias!

    Saludos azules desde mi playa que lo espera...

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  2. ¡Feliz cumpleaños atrasado!

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