jueves, 29 de octubre de 2009

Espejado

"Señoras, señores... Ya saben lo que le pasó a Páncreas. Un desgraciado accidente. Ahora empieza una nueva era. Tomaremos el control de este barco en las tormentas. Los días de sol son fáciles de manejar. Cuando el granizo pega es donde se ve la fortaleza".
Estómago preparó su discurso frente al espejo. Sonrió, se guiñó un ojo, y el vidrio le devolvió la imagen que quería ver. "Ganador", se alabó. Las visiones espejadas no siempre coinciden con la verdad, si el que mira se miente a sí mismo.

lunes, 26 de octubre de 2009

Melmac

Ese capítulo de Alf es una joya de la historia de la TV. Corrección: es una joya de la vida. El extraterrestre afirmaba contra viento y meteoritos de la existencia de dos planetas extras del planeta solar, desconocidos por la ciencia terrícola que llega hasta el lejano y pequeño Plutón.
Brian, el hijo de la familia Tanner, debía presentar un trabajo en la escuela. Plan A: responder con la verdad limitada por el desconocimiento. Traducción: un diez tan facilista como traicionero. Plan B: responder con la verdad absoluta, aunque eso implique desaprobar la tarea. Traducción: un 0 que deja la conciencia limpia de toda mancha.
Alf vivía en Melmac. Dice, asegura, que es un lugar hermoso, plácido, donde el aire se respira de otra manera. Y donde pueden verse cosas que desde otros lugares no se ven. Que otros no ven... Como dos planetas más.

jueves, 15 de octubre de 2009

Milagros

"Familiares del señor Páncreas". Nadie respondió al llamado.
"Algún amigo del señor Páncreas". Silencio.
"Algúm conocido...". Riñón, temeroso, con vergüenza, levantó la mano.
El médico de guardia dijo: "Está en coma. Su estado es reservado. Sólo un milagro podrá salvarlo".
Ahí, Riñón recordó aquella noche de borrachera de Páncreas a modo filosofal: "Los milagros no existen, bobo. ¿Quién los crea? ¿Dónde? ¿Cómo? Es una paparruchada de los que no confían en sí mismos. El único milagro es uno mismo. A la gente solo la ayuda la gente. No hay alguien supremo. No hay magia. Solo hay vida. Nada más".
"Haga lo posible, doc", pidió Riñón. Y agregó: "No hay milagros, hay gente que ayuda gente".

lunes, 12 de octubre de 2009

Indio

Hay canciones y canciones. Algunas que llegan al corazón de inmediato por su melodía. Otras por sus letras. Otras gustan hoy, otras gustarán mañana. Otras, nunca...
Hay mensajes en las canciones que se repiten como loritos pidiendo papa. Hay mensajes que con el tiempo se analizan, se toman como propios, se cambian, se transpiran... Se hacen piel.
"Violencia es mentir". Esas tras palabras repiquetearon siempre en una cabeza que buscaba más allá. Desde la adolescencia hasta la adultez en todas sus etapas. Desde la creencia de conquistar el jundo hasta darse cuenta que el mundo es inconquistable.
Y aquello de que "violencia es mentir" no se alejaba del cotideano. Nunca. Quizá en estos días la frase se metamorfosea y busca nuevos destinos: "Mentir es violencia". Esta vez, el orden de los factores altera el producto.

viernes, 9 de octubre de 2009

RG 12: Póker de Karina

-Te apuesto a Karina, gordo pelotudo.
Checho tenía los ojos desorbitados, la voz desagarrada y el orgullo vencido. Le quedaba poco y nada. Más nada que poco. En la mesa, desaparramadas unas docenas de fichitas. En su alma, desparramadas varias derrotas en el juego de la vida. Esta vez, el Gordo era su enemigo de turno. Siempre hay un enemigo de turno para quien necesita vivir en guerra.
-¿Cómo que me apostás a Karina, Checho?
-Sí, Gordo del orto. No tengo plata, y esta mano te la gano seguro. Te apuesto a Karina.
-¡Pero es tu mujer...! ¿Y si gano qué pasa?
Desde hacía varias manos del póker de los miércoles que Karina había dejado de ver la película con las otras esposas para seguir la suerte de las cartas. Los gritos de Checho, el enojo de Checho, todo los males de Checho le habían hecho cambiar la última de Brad Pitt por un par de corazones o de tréboles.
-Si ganas, es tuya por una noche, Gordo boludo... Y si gano, me llevo la mesa y el doble.
En el paño habían no más de 2000 pesos. 2100 con toda la furia. Al Gordo poco le importaba el dinero y mucho le importaba Karina. Era desde siempre su amor imposible y no entendía como podía haberse casado con ese yuppie de alcantarilla. "No seas tonta, vos te merecés mucho más", le dijo una semana antes de la boda. "¿Vos?", respondió ella, sabiendo de antemano la respuesta. "No, preciosa. Yo te haría princesa de todos mis palacios. Pero mis castillos valen poco. Vos te mereces más..."
Karina nunca olvidó esas palabras. Nunca. Por eso, aquella noche del póker eléctrico, miró al Gordo y le movió 4 veces la comisura izquierda.
-Acepto, dijo el Gordo.
-Póker de sietes, Gordo puto.
Fueron unos pocos segundos que parecieron minutos. Los segundos no son segundos cuando el corazón late más rápido de lo habitual. El Gordo, con su mejor sonrisa, mostró sus cuatro nueves.
-Póker, pero más alto. Amigo...
-Hijo de puta. Que culo tenés. Bueno, este quem... Era una joda, vos sabés, en estos casos lo que pasa es que...
Karina interrumpió a su marido y con la voz más dulce del mundo, asomó las palabras mágicas.
-Las apuestas se pagan, mi vida...
Y se fue con el Gordo por esa puerta, ante la mirada incrédula de Checho y los demás. Cenaron en el mejor restaurante del barrio, rieron, filosofaron, y se despidieron con un dulce beso en la comisura derecha, donde algunas horas antes anidó un póker de 7.
Karina hoy es feliz. Se casó de nuevo, empezó su curso de asistente social y tiene proyectos. El Gordo es feliz: sigue siendo el ángel guardián de su amor imposible. "Nací para eso", se consuela ante el espejo cuando la vida le cuestiona tantas noches solitarias.
Checho lleva dos meses en el curso de jugadores anónimos. Pero esta mañana no aguantó y le jugó al 17 a la cabeza.

jueves, 8 de octubre de 2009

Malo

"Sos un malvado con buen corazón. Así no sirve".
Esa fue la anteúltima frase que escuchó Páncreas antes de que Estómago y sus matones lo dejarán tirado en el piso luego de una feroz golpiza.
Esta historia comenzó un tiempo atrás, cuando Páncreas dio un golpe de Estado en manianadesol.blogspot.com para apoderarse del control del teclado. Negoció y consiguió que los viernes nacieran una relatos, bien apodados garabatos, como opción a un espacio donde las reflexiones caminaban por la cornisa de la repetición. Se puede pensar siempre más y más. Pero no siempre por el aburrimiento...
Hoy Páncreas va en ambulancia rumbo al Hospital más cercano. Traumatismos múltiples y hemorragias internas. Y repetí una y otra vez esa frase. La última que les dijeron los matones: "Para ser malo, hay que ser malo en serio".

lunes, 5 de octubre de 2009

Ajedrez

En la primera jugada, el ajedrecista que lleva la piezas blancas tiene 18 posibilidades de movimientos. A cualquiera de ellos que elija, su rival tiene otros tantos para optar. Las matemáticas dicen que en la jugada cinco, una partida de ajedrez puede haber transitado por millones de caminos posibles.
Cada uno de esos senderos es distinto de los otros. Son elecciones constantes. Buenas o malas. Mejores o peores. Siempre encadenadas. El peón pertinaz, el caballo intrépido, el alfil incisivo, la torre precavida, la dama presumida, el rey sabelotodo... Y, detrás, una mente que trata de unir cada detalle para que la partida sea lo más divertida posible. A veces se gana, a veces se pierde.

viernes, 2 de octubre de 2009

Rg 11: Keith, Mick y la chica Stone

Ese riff de guitarra siempre lo conmovió. Para bien o para mal. De chiquito, por influencia paterna, bailoteaba cuando escuchaba en los parlantes de turno que Keith agitaba las seis cuerdas con esa magia única, inconfundible, irrepetible.
Lará lará... Lará lará la la... No es fácil explicar ese sonido en letras. Tontas letras. Keith seguía sacándole chispas a su guitarra y de golpe, Mick, con más magia todavía, cantaba: "If you start me up... If you start me up I'll never stop".
Nunca fue un fanático de los Stones de esos que tienen del primer al último CD, o saben el día de cumpleaños de Charlie Watts. Pero esa canción, ese riff, lo cautivó siempre: de pantalones cortos con las rodillas manchadas de tierra de fútbo callejero, de adolescente con hormonas agitadas, de joven con aires revolucionarios, y de grandecito seducido por ciertas tentaciones de la vida burguesa que nadie puede esquivar... Bueno, casi nadie...
Ese riff había sonado cuatro veces aquella noche. Perdón, cinco. Ese riff anunciaba la llegada de un nuevo mensaje al celular maldito. Ese riff sonaba acompañado del sonido de uno tacos hasta alcanzar el teléfono, coronado con una sonrisita más nefasta que pícara. Ahí descubrió que ese riff que amaba de niño también podía partirle el corazón. Ahí descubrió una de las verdades más crueles que esconde la vida. Supo que hay sonrisas bellas, contagiosas y sanas, y también las hay repulsivas, indignas y enfermizas.
Esa noche amenzaba con ser de las peores de su vida, con un claro pronóstico de triste borrachera en el horizonte. Arrastraba una mochila con 1 kilo de nostalgia, 2 de melancolía, 3 de impotencia, 4 de incomprensión y 10 de bronca. La ciudad era un horno: 30 grados a la medianoche. El cielo no mostraba ni una nube, aunque él las veía todas. Sus pies caminaron sin más destino que el próximo paso. Esa es una señal de alarma desesperada: cuando sólo se sabe que después de la zapatilla izquierda viene la derecha y no hay más que eso. Que la esquina más cercana parece la estrella más lejana. Que el cordón de la vereda es el límite entre la nada y el todo. Y que los minutos son látigos que azotan el reloj sin ningún sentido.
Las zapatillas frenaron en ese pub que escupía vapor y una canción que apenas se escuchaba desde la puerta. Robert Plant aullaba: "Its been a long time since I rock and rolled". Llamado del destino, impulso, o simplemente la necesidad de que alguien le grite al oído algo que quisiera escuchar, aunque ese alguien habite en un parlante. Todo eso y todo aquello a la vez. "Quince pesos la entrada, flaco, con una cerveza incluida". "Tomá veinte, quedate con el vuelto".
Al primer sorbo supo que la cerveza era de las peores que había probado en su vida. Pero le duró menos que ninguna. "Otra", exclamó. Le duró lo mismo. Menos. "Gin tonic", varió. Pasó LA Woman, siguió Revolution, llegó Humo sobre el agua, sonó Pride, se escuchó My Generation... Y sí, la madrugada le sacó la lengua y sacudió el riff. Mezcla de milagro y de maldición, es la vida cuando llega a morder.
Lloró. Incontenible. Sintió vergüenza de no sentir vergüenza. Con los ojos nublados, le fue imposible distinguir quien le decía: "¡Qué loco sos, chabón! Yo también me emociono de alegría con esta canción. ¿Bailamos?". "No sé bailar". "Dejate de joder. Es música. Son los Stones. Hacé lo que sientas. Siempre. Siempre..."
If you start me up... If you start me up I'll never stop...

jueves, 1 de octubre de 2009

Silencio

Riñón estaba ansioso por saber las novedades. Por eso, visitó a Páncreas en su caótica habitación. "Toc-toc"... "Pasá, trasplantable". "¿Cómo sabías que era yo?". "Nadie más viene a visitarme..."
Hubo un silencio. Incómodo silencio. La gente no se lleva bien con los silencios. ¿Qué tan malo son los silencios? ¿Por qué el pánico a los silencios? ¿Es necesario escuchar siempre?
-No aguantó más, contame como te fue.
Páncreas hizo un nuevo silencio. Prolongado. Sólo se escuchaba el ruido de unas ollas oxidadas y corroídas por el paso del tiempo y por menos lavados de lo aconsejable.
-Me voy, no se puede hablar con vos...
-... No fue.
-¿Cómo?
-No fue. Ella no fue. Me plantó. Me mandó un mensaje: "No voy". Y no dijo más...
-Uy... Qué lástima... ¿Y estás bien?
-Perfecto. Me compré 5 porciones de nachos y la peli estaba muy buena. Quiero ser cocinero..
Riñón no dijo nada. Páncreas tampoco. Nadie dijo nada. Cuando no hay nada que decir, lo mejor es no decir nada... Y quedaron en silencio.