Riñón estaba ansioso por saber las novedades. Por eso, visitó a Páncreas en su caótica habitación. "Toc-toc"... "Pasá, trasplantable". "¿Cómo sabías que era yo?". "Nadie más viene a visitarme..."
Hubo un silencio. Incómodo silencio. La gente no se lleva bien con los silencios. ¿Qué tan malo son los silencios? ¿Por qué el pánico a los silencios? ¿Es necesario escuchar siempre?
-No aguantó más, contame como te fue.
Páncreas hizo un nuevo silencio. Prolongado. Sólo se escuchaba el ruido de unas ollas oxidadas y corroídas por el paso del tiempo y por menos lavados de lo aconsejable.
-Me voy, no se puede hablar con vos...
-... No fue.
-¿Cómo?
-No fue. Ella no fue. Me plantó. Me mandó un mensaje: "No voy". Y no dijo más...
-Uy... Qué lástima... ¿Y estás bien?
-Perfecto. Me compré 5 porciones de nachos y la peli estaba muy buena. Quiero ser cocinero..
Riñón no dijo nada. Páncreas tampoco. Nadie dijo nada. Cuando no hay nada que decir, lo mejor es no decir nada... Y quedaron en silencio.
jueves, 1 de octubre de 2009
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Gran verdad: "cuando no hay nada que decir, lo mejor es no decir nada". Las palabras pueden estropear las cosas.
ResponderEliminarA juzgar por como está Páncreas, se viene un desengaño amoroso en el próximo RG?
Besos