jueves, 30 de mayo de 2013

Etelvina



Un médico, dos médicos, tres médicos. Doce médicos. A sus gastados 77 años, ir al médico dejó de ser un tema estricto de salud. Se trata, ni más ni menos, que de un acontecimiento social. Hablar y ser escuchada para quebrar tantos días de soledades. Tantas tardes con la TV como única voz amiga. Son, ni más ni menos, mimos en forma de recetas. Caricias al alma en forma de palabras. Y, sobre todo, mantener la cabeza activa. Sí, perdón, de salud se trata.
“Mirá, en el almanaque. Los redondeles son los días que tengo médico. Pero el 3 no me acuerdo turno de que tengo”. En ese almanaque que cuelga de la heladera, la mayor parte de los días del mes tienen un círculo alrededor. “Mirá que no me puedo acordar que tengo el 3. ¡Qué cosa! Yo voy igual y alguno me va a atender. Sino voy un rato y hablo con la secretaría que ya me hice amiga”.
Un médico, dos médicos…

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