miércoles, 8 de julio de 2009

Cables

Un día llegará el futuro. Y en algún negocio que quien sabe que nombre tendrá, se venderán unos aparatitos especiales. Tal vez sea la casa de electricidad del mañana. Porque, al fin de cuentas, de cables se habla. De esos cables que habitan debajo de los pelos, detrás de los ojos, arriba de las nucas. Que se enriendan y desenriedan. Que hacen cortocircuitos. Muchos.
Y en esa casa de electricidad del año 2100, estarán disponibles unas cajitas que entrarán en una mano. Costarán baratas, el equivalente a dos gaseosas de litro y medio hoy. Y servirán para leer las mentes. Nada más y nada menos. Son de un uso único. Después, a la basura. Le apuntarán a la persona deseada y en el celular del usuario saldrá la información exacta de lo que pensó ese ser en los últimos 5 minutos.
Así las reglas serán justas para todos. Nada de sorpresas, nada de engaños, nada de mentiras. Verdad contra verdad. Todos jugando el mismo juego, con el reglamento que nos dieron en la nursery.
Eso sí: habrá un registro y nadie podrá utilizar más de un dichoso aparatito por jornada. "Sino es adicción", decretará el tataranieto K de turno.

2 comentarios:

  1. Mira vos. Parece todos nos tenemos que cambiar los cables o ponernos un dispositivo en el futuro.

    Yo a vos, el a mi y asi sucesivamente...

    Ponete contento...

    Chau

    PD: no te comento mas xq vos no lo haces...

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  2. Ja! En ese momento desaparecería el misterio de saber qué piensa el otro, por qué hace las cosas como las hace, el motivo fundamental de sus reacciones...

    Reconozco que sería más fácil entendernos, pero ahora que pienso, a veces el misterio tiene sus encantos

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