viernes, 25 de septiembre de 2009

RG 10: Paola

-En ese momento recordé toda mi vida. Fue el segundo más largo de la historia. Los segundos no duran siempre lo mismo. Los minutos tampoco. Fue como una película. Sí, como una peli. Nunca pensé que eso fuera así. Pero es cierto, es así. Ahí me di cuenta de que es así.... Mi infancia. Mi primer guardapolvo blanco. Mi primera menstruación. Que día ese... Tanta felicidad y tanto dolor juntos. ¿Habrá otra cosa en la vida que junte esas sensaciones en simultáneo con tanta precisión y exactitud? No lo creo. Y seguí. Avancé en el tiempo. Mi primer beso. Solo para saber de que se trataba. Insípido. Muy insípido. Y mi primer hombre. Más insípido que el beso. Me acordé de Iván Noble que canta que no hay besos campeones en el primer round. Me gusta Iván Noble, pero a veces me empalaga. Y me gusta como escribe Pity, el de Las Pastillas del Abuelo... Pero me fui de tema, ¿no? Después vino la etapa del primer novio. Duró menos de lo que esperaba y más de lo que imaginaba. Después llegó el tiempo del libertinaje, que caminó de la mano con el despertar sexual. Con una cara bonita y una miradita sutil todo se puede. Lo aprendí de mi mejor amiga. ¡Guachita! Ella sí que es rápida. Una vez tuvo una historia muy salvaje que no me pude sacar de la cabeza. Nunca pude. ¿Habrá sido verdad o la muy guachita me mintió? Siempre fue medio fabuladora... Pero estábamos hablando de mí, lo sé. Bueno, después vino mi trabajo. Lindo, aunque no me llena. Ser oficinista no puede ser el sueño de nadie. ¿Qué hacen los otros oficinistas de sus vidas? Para mí algunos son asesinos seriales encubiertos. O sino llegan a sus casas y lloran. O son hinchas de Racing que sólamente viven para sufrir. Son insípidos, también... Sigo. Conocí a Jorge, el hombre de mi vida. Me casé. Y después me separé de Jorge, el hombre de mi vida. En el medio, mi hijo. El parto... El parto... Que loco: tanta felicidad y tanto dolor juntos. De nuevo. Como dije antes, ¿no? Y al mes del nacimiento de Tomy, mueren mamá y papá en ese accidente. Yo le dije al viejo: ¿revisaste las gomas? Era muy porfiado el hijo de puta. E hiriente. Me dijo: Vos sos administrativa, el que sabe de estas cosas soy yo. En la morgue casi vomito. Estaban desfigurados. Lloré por mamá. A papá lo puteé. "No sabes nada y nunca supiste nada, pelotudo" le dije en silencio. Ni me miró el cagón, tenía los ojos cerrados. Mamá no, los tenía abiertos. Ella siempre miraba todo... Hoy se cumplen cinco años. Y en el cementerio, cuando les ponía flores, repasé en un segundo toda mi vida. Como un flash. Qué loco, ¿no?
-Bueno Paola, se acabó el tiempo. Seguimos en la próxima sesión, ¿sí?

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