Un par de llaves descansa en el escritorio. Una voz amiga ve la escena y sugiere: "¡Qué kilombos de llaves!". No hacen falta las palabras: sonrisa y profundo abrazo, de esos que hablan por sí solos.
Las llaves tienen vida propia. No son unos simple metales con distintas formas. Son historias. Son pasados y son presentes. Son ilusiones a futuro. Son capaces de cerrar dolores y abrir espacios. Son mucho más que un bulto en el bolsillo. Son un hueco en el corazón.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A veces hay que cerrar puertas, y tirar las llaves, así hacemos lugar para nuevas llaves, y nuevas puertas.
ResponderEliminarBesos
loco me mataste con la última frase
ResponderEliminarYo siempre digo que si no hay una puerta, siempre se abre una ventana.... siempre.
ResponderEliminarY cuando termine de leer lo que escribiste me vino una cancion de Fito:
"Nadie puede y nadie debe vivir sin amor, una llave por una llave y esa llave es mi amor, una llave por otra llave y esa llave es tu amor"
Besos