martes, 16 de junio de 2009

Suequitos

A quien sabe que cantidad de metros de altura, la vida pasa de otra manera. Es el peor asiento de todo el avión. Igual de incómodo que los de atrás y los de adelante, pero el gordo de al lado ronca más que los de atrás y los de adelante. Mientras, y hablando de adelante, la rubia tetona duerme plácidamente sola.
Antes de subir al avión, reparten diarios del domingo español. En el lunes de Buenos Aires, o de Brasil, ya que técnicamente se pasa ahora por arriba de Recife, algunas historias sorprenden. Por ejemplo, que la noticia principal del día sea el resultado de las elecciones en Irán. O Irak. O por ahí. Adentro, con varias páginas de desarrollo.
Pero hay algo más interesante, por cierto: la historia de Stieg Larsson. El bueno de Larsson es un escritor sueco del que no tenemos noticias en el Abasto ni en Musimundo. Pero en España es un crack. Capaz de ser la figura del periodico del domingo. El diario El País lo define como insomne, idealista y obstinado.

Stieg no tuvo derecho a réplica: murió el 9 de noviembre de 2004. Pero dejó un legado: antes de dar las hurras después de respirar medio siglo, acababa de terminar la tercera parte de una saga que hoy es un boom de ventas en lo que llaman Primer Mundo y todavía no pisé (justo el avión se sacude por algunas turbulencias…).
La trilogía se llama Millenium. Hay una protagonista llamada Lisbeth Salander que parece que es bisexual. Entre la primera y segunda parte se vendieron 1,500.000 libritos en España, 12,600.000 en 40 países. Stieg nunca lo supo: crepó antes de publicar la primera.
Pero no es ese éxito lo más interesante de todo esto. Ni los cautivantes nombres de la trilogía: Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Pues no. Resulta que el suequito vivió 30 años con Eva, una suequita también escritora. Nunca se casaron, ni tuvieron suequitos. Y las leyes suecas dicen que cuando alguien crepa, la herencia va a familiares de sangre. Game over, Eva.

¿Game Over? NO. Además de pelear en tribunales en la crónica de una derrota anunciada, la suequita, astuta y pilla, hizo la jugada maestra: anunció una cuarta entrega que vive en un ordenador (como lo llaman los españoles) que ella guarda bajo siete llaves. Tan bien lo guarda que papá Larsson y hermano Larsson, herederos universales de Stieg, no lo pudieron encontrar pese a revolver cielo y tierra en el departamento de Eva.
Habrá cuarta parte, parece ser. Nacida en la mente del suequito que mira todo desde el cementerio, o de la suequita que no quiere perderse parte de la tajada que injustamente ya pierde. Los suecos hacen camino al andar…

1 comentario:

  1. Entre nos...yo pensé que mal bichos la familia del sueco....saber que él vivió tantos años con esta mujer, y no reconocer que fue importante en su vida...
    estas cosas (y la avaricia y gula) sacan lo peor de todos, la familia y la tal Eva... menos mal que el pobre ni se enteró...o si se enteró estará viendo como se matan entre ellos, capaz resulta divertido.

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